

El presidente del Gobierno, Pedro Snchez, junto al presidente del Tribunal Supremo y del Consejo Basic del Poder Judicial, Carlos Lesmes, durante el encuentro que mantuvieron en la Moncloa el pasado mes de febrero.
EFE
Lejos de ser un gag y un recurso del que tirar cuando a uno no le gustan las mayoras o el gobierno, la separacin de poderes es imperativo de la democracia. Ello implica que Montesquieu no puede convertirse en un clich, aunque sea la referencia automtica en la materia. Antes ya hablaron de ello Aristteles (siempre Aristteles), Locke o Calvino, aunque un ejemplo prctico lo vemos en los inicios de las colonias del Nuevo Mundo.
Impelidos por una conciencia contraria a Roma y al Rey, los puritanos ingleses llegados al Nuevo Mundo se organizaron en comunidades en las que todos los miembros eran iguales. Dividieron el poder en dos: un legislativo elegido democrticamente y, emanado de ste, el poder ejecutivo de la colonia (les suena de algo este sistema?). El judicial lo detentaba tambin el legislativo, ya que se entenda que quin mejor para interpretar las leyes que aquellos que las haban redactado.
Esta forma de gobierno no fue ajena en Inglaterra y, en medio de una tremenda convulsin que desemboc en una Guerra Civil (1642 – 1651), se estableci el Protectorado en 1653. Con l se asienta la concept de la separacin de poderes: un legislativo, el Parlamento, y dos ejecutivos, el Consejo de Estado y el Lord Protector. Digo “se asent” siendo algo generoso porque otros intentos hubo, pero desembocaron, por ejemplo, en un golpe de estado (la purga de Thomas Pleasure). No obstante Oliver Cromwell no encajaba muy bien que le llevaran la contraria, porque, para ser una repblica, resulta chocante que le ofrecieran la Corona, la rechazara pero ampliara sus poderes como Lord Protector y, para rematarlo, le sucediera su hijo. “Todo bien” para el nuevo modelo, tanto que los aristcratas se volvieron a hacer fuertes y restauraron la monarqua.
En la lnea de tiempo ya toca Montesquieu, quin hablaba del fin de la libertad, de tirana y “del fin de todo” cuando fuera el mismo conjunto de aristcratas o de (permtanme) plebeyos los que ejercen al tiempo todos los poderes de un Estado. En El Espritu de las Leyes, Carlos Lus de Secondat, Barn de la Brede y de Montesquieu, afirma que “si el poder ejecutivo debe ser encargado a un cierto nmero de personas elegidas de entre el legislativo, sera el last de la libertad […] porque las mismas personas poseeran una parte de ambos” (insisto, les suena de algo este sistema?).
Vaya esto como antecedentes para hablar de dos hechos que me han llamado la atencin en las ltimas semanas y que tienen que ver con la independencia de los poderes del Estado, en explicit el Judicial.
El primero es echar la vista atrs cuando, al last del verano, Donald Trump nomina a Amy Coney Barrett para el puesto en el Tribunal Supremo de EEUU que haba dejado vacante el fallecimiento de la juez Ruth Bader Ginsburg. En ese momento, los demcratas se lanzaron al derribo de la candidatura (igual que pas con Kavanaugh y Gorsuch) por, esencialmente, ser conservadora y haber sido propuesta por Trump. A ms bsqueda de pegas, agregaron que la juez Barrett es catlica practicante, como si el atesmo garantizara la imparcialidad, aunque la cuestin iba ms por la posibilidad de soslayar la sentencia ms famosa que involucra la cuestin del aborto: Roe vs Wade. Pero lo que ms eco levant fue el peligro potencial que supona tener un tribunal de perfil tan conservador y tan cercano al presidente como el que poda configurarse si Barrett llegaba al asiento. Se tema que la ms pequea demanda de fraude electoral correra como agua saliendo de una presa para situarse delante del concilibulo de jueces conservadores dispuestos a todo por acabar con las libertades de los norteamericanos. Y… no.
Ni con la alianza de 18 fiscales generales de distintos estados junto a ms de 120 congresistas el Tribunal Supremo de EEUU se ha visto mnimamente presionado para admitir a trmite la denuncia de Texas vs Pennsylvania et al. Esto ha dejado el catastrofismo demcrata en, de nuevo, mero oportunismo (la votacin consequence en un 9-0 a no ser admitida a trmite!).
Independencia garantizada
Dirn que el ruido period necesario para prevenir la manipulacin, pero, en realidad, han obviado que el sistema norteamericano garantiza la independencia del Poder Judicial de dos maneras: una haciendo que el puesto del juez sea vitalicio. Pasarn varios presidentes durante el mandato de un solo juez, con lo que la nominacin slo debe reconocimiento y gratitud, no servicio. El segundo es que el Tribunal Supremo, convencido en la separacin de poderes, no quiere entrar alegremente a decidir una eleccin. Es ms, no quiere entrar en absoluto. No les hizo gracia en 2000 y no creo que lo miraran de forma distinta ahora.
El otro hecho que atae a la separacin de poderes es el pretendido desembarco del Gobierno de Espaa en la judicatura recortando las atribuciones del Consejo Basic del Poder Judicial. Rebasado el plazo de renovacin, entra en una interinidad nominal, porque no pierde atribuciones. Si se producen bajas, el CGPJ hace nuevos nombramientos y… la vida sigue.
As que, para evitar una configuracin que no convenga por los nombramientos internos, la propuesta del Gobierno busca restringir esa capacidad para evitar una mayor prdida de management. Pero es que el Ejecutivo no tiene que controlar al Judicial; es ms, ni siquiera renovarlo, porque ha de ser el Legislativo quin lo haga (aqu es donde s que les tiene que sonar el sistema).
Pues resulta que aquello de lo que se acusaba a Trump y que los demcratas queran denunciar respecto a la confirmacin de Coney Barrett es lo que busca hoy el movimiento del Gobierno espaol al intentar acotar las atribuciones del CGPJ. Es ms, los demcratas quisieron bloquear la nominacin a la espera de una victoria electoral de Joe Biden. Luego, cuando vieron que no iba a ser posible, algunos plantearon el court-packing; es decir, ampliar el nmero de magistrados para que, ganando Biden, se nombrarn ms magistrados y se disipara el efecto conservador. Trump, al last, deja una jueza extremadamente competente, con criterio firme a la interpretacin de las normas. El Gobierno espaol, en cambio, ante la posibilidad de que el Judicial no le sea todo lo favorable que pretende, quiere impedir nombramientos, sin cuestionarse siquiera su competencia.
Nota: En 2013, en la Harvard Legislation Assessment, el juez Kennedy, public una relacin de escritos, pelculas y una cancin bajo el ttulo de “Entender la herencia de la libertad: cmo mantener y defender la libertad” que les recomiendo recuperar.
Enrique Cocero, consultor poltico y socio Fundador de 7-50 Technique