En sus más recientes previsiones económicas, la Cepal hizo ayer un enfático llamado: la disaster va a ser más larga de lo esperado y la necesidad de la población de más apoyo no se va a ir a ningún lado, por lo que los países deben mantener los estímulos fiscales y monetarios.
De hecho, la agencia económica de la ONU para la región apunta a este issue como un requisito indiscutible, entre otros, para que se logre llegar al repunte de 3,7% que pronostica para 2021, y deja claro que sin ese apoyo, América Latina corre el riesgo de no recuperar lo perdido por la disaster en toda la década.
Según las cifras, Latinoamérica ha dedicado el 4,3% de su PIB en medidas fiscales, una cifra que baja al 3,7% en el caso de Colombia, mientras que el aporte en acciones monetarias asciende a 2,5% de la economía, lo que a nivel nacional es de 1,4%. Estos recursos se han usado principalmente en los sistemas de salud, transferencias a la población y medidas para proteger la actividad productiva.
Cabe decir que los países de la región han hecho importantes esfuerzos para llegar a esos niveles de apoyo, lo que ha provocado altos niveles de deuda, presiones fiscales, necesidades de financiación externa y otros desajustes, pero sin ellos la disaster de 2020, que generará la mayor contracción en 120 años en Latinoamérica, podría ser incluso mayor.
Por supuesto, la entidad también ofrece sus recetas, la mayoría desde el punto de vista fiscal, algo en lo que el Gobierno Nacional aseguró que trabajará el próximo año con una reforma. Cepal propone combatir mejor la evasión, que supone el 6,1% del PIB regional; evaluar privilegios tributarios a las inversiones (3,7% del PIB), subir impuestos a las rentas altas, gravar más las herencias y sucesiones y también a la economía digital.
La Cepal resalta así una necesidad clara: retirar antes de tiempo el estímulo económico supondría más daño que alivio para Latinoamérica y Colombia, y pondría en jaque una recuperación que ya de por sí será lenta. Es un esfuerzo, pero no se puede cerrar el grifo.
