La definición y el trámite de la reforma tributaria será, indudablemente, uno de los puntos prioritarios de la agenda económica del Gobierno para el año entrante. Al igual que en el tejido empresarial, el mercado laboral o la mayoría de actividades económicas, la pandemia causada por el coronavirus impactó con fuerza las finanzas públicas.
Aún antes de la irrupción del covid-19, la situación fiscal del país había despertado alarmas por los altos niveles de endeudamiento, las crecientes demandas de gasto y las reducciones de impuestos de la reforma tributaria aprobada a finales del año pasado. La disaster sanitaria del coronavirus y sus consecuencias económicas no han hecho más que exacerbar esos desafíos con los que arrancaron las arcas públicas el 2020.
La urgencia de responder a la emergencia de la pandemia ha presionado aún más las finanzas del Estado: ampliación y extensión de programas de transferencias monetarias, nuevos subsidios a los hogares y las empresas, inversión en el frente de salud pública, las inversiones en los distintos sectores para la reactivación económica y el resto de rubros del gasto público tradicional.
2021 será un año en el que inevitablemente regresará el debate sobre el aumento de los impuestos en medio de la reactivación.
Según las estimaciones del ‘Marco fiscal de mediano plazo’ del Ministerio de Hacienda, el déficit fiscal colombiano llegará este año al 8,9 por ciento del PIB y al 7,5 por ciento en 2021. Asimismo, el tamaño del rebote para el año entrante en términos de crecimiento de la economía bajó, en los cálculos del Ministerio, de 6,6 por ciento del PIB al 5 por ciento.
Estos deterioros de las cuentas desembocan en un hueco fiscal de alrededor de unos 20 billones de pesos para 2022. Esto es, dos puntos del PIB y el recaudo equivalente a unas tres reformas tributarias.
Por estas y otras muchas razones –que incluyen exenciones tributarias por 8,7 por ciento del PIB–, 2021 será un año en el que inevitablemente regresará el debate sobre los impuestos a Colombia. La cuestión, entonces, no es si el Gobierno Nacional presentará un proyecto de reforma tributaria al Congreso, sino cuándo. En recientes declaraciones, el jefe de las finanzas públicas, Alberto Carrasquilla, ha indicado que la iniciativa fiscal se presentará en el primer trimestre del año entrante, después de los resultados de la Comisión de Expertos en Beneficios Tributarios.
Sin embargo, el presidente Iván Duque, también en recientes entrevistas, ha mantenido su postura del inicio de la cuarentena: no hay país que haya hecho reformas en medio de la pandemia. La postura del jefe de Estado privilegia la reactivación de los sectores económicos por encima de medidas de corte fiscal.
Antes de entrar en las difíciles discusiones acerca del IVA, el desmonte de exenciones, los impuestos a las empresas y los beneficios en renta en medio de una reactivación, lo primero es tener la claridad sobre los tiempos y las expectativas de la reforma tributaria. Que el primer mandatario y su ministro de Hacienda sigan enviando mensajes confusos respecto al cambio en las reglas del juego de los impuestos en 2021 genera incertidumbre y enrarece el necesario e inevitable debate público alrededor de esta iniciativa.
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